viernes, 22 de abril de 2011

VALIS

No te pude proteger.
Se me encargó cuidar tu vida y no pude hacerlo.
La fe es un don.
Sin ella estás inmersa en un mar turbulento y trágico.
Yo tengo fe, creo en la reencarnación, creo en la purificación de las almas, creo en una inteligencia superior, en un Sistema de Vasta Inteligencia Viva.
Creo que tu suicidio fué tu decisión, pero que aun sabiendo el terrible dolor que provocarías tuviste que hacerlo.
Espero que quieras encontrarte conmigo, más allá.


"Antígona  es una de las más sublimes obras de todos los tiempos, primorosa bajo todos los aspectos. En esta tragedia todo es consecuente: están en pugna la ley pública del Estado y el amor interno de la familia y el deber para con el hermano. El pathos de Antígona, la mujer, es el interés de la familia; y el de Creonte, el hombre, es el bienestar de la comunidad. Polinices, luchando contra la propia ciudad patria, había caído ante las puertas de Tebas; y Creonte, el soberano, a través de una ley proclamada públicamente, amenaza con la muerte a todo el que conceda a dicho enemigo de la ciudad el honor de los funerales. Pero Antígona no se deja afectar por este mandato, que se refiere solamente al bien público de la ciudad; como hermana cumple el deber sagrado del sepelio, según la piedad que le dicta el amor a su hermano. A este respecto apela a la ley de los dioses; pero los dioses que ella venera son los dioses inferiores del Hades, los interiores del sentimiento, del amor, de la sangre, no los dioses diurnos del pueblo libre, consciente de sí, y de la vida del Estado"
Hegel
Todos los personajes trágicos de Sófocles son disidentes. Lo que vale para ellos, no se mide con la escala común; lo que para ellos es central no es el centro de los acontecimientos a su alrededor

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