martes, 28 de febrero de 2012

...."las vidas que se perdieron, se perdieron..."

Se acerca , tenebroso, el diez de marzo.
No puedo decir que estoy mejor.
Mucho peor.
Dios es un cabrón, y el destino su perrita faldera.


Maldigo del alto cielo.

Me hartan los discursos de todos.
Desde los periodísticos hasta los bestiales discursos presidenciales.
Miro una sociedad corrupta, dónde la gente muere y todos se hacen los boludos.
A un pibe tardaron dos días en encontrarlo muerto; y ese personaje siniestro, l 'aGarré, echándole la culpa al pibe por viajar en el cuartito dónde tantas veces te tenés que meter si querés llegar a horario a trabajar.




"El cuerpo de Menghini Rey se encontraba dentro de la cabina de conducción del motorman del cuarto vagón, lugar vedado a los pasajeros, que se hallaba en desuso y sin comunicación con el interior del mismo por hallarse las puertas clausuradas".  Caradura, desvergonzada, conchuda.
O como se dió el gusto de decir la madre del pibe:
Es vil, bajo, bastardo y canalla querer responsabilizar a la víctima.



Falso positivo otra vez

miércoles, 22 de febrero de 2012

PD:

Estoy contra estos HDP y contra los menemistas.
Vos lo sabés.
Y lamento tanto haberte hecho escuchar los Redondos.
El Indio de mierda sigue vivo.
Y vos te mataste.


ADD

EL INDIO DE IERDA ES EL MÁS RICO DE LOS MÚSICOS ARGENTINOS!!!!!!
vAMOS LAS BANDAS
de delincuentes
y la puta que lo remilpario

Quien tiene un hijo muerto, tiene todos los muertos.

Mechita
Vos y yo viajábamos en el furgón.
Yo viajo todavía en el furgón del Sarmiento, cuando voy a trabajar.
Mechita, murieron más de 50, hay un montón de desaparecidos......
Plaza Once es el centro, Mechita, mi hija.
A tu hermana la robaron el otro día, acá cerca de casa.
Pero ella reaccionó como yo: gritando y "corriendo como una gacela" (sic); no le dispararon, ni le hicieron daño-(quiero creer que vos y San La M tuvieron algo que ver)-y se salvó.
Estoy con una opresión en el pecho, Merceditas.
Angustia.
Mechita,   cuidá a tus hermanos, por favor.
No voy a tolerar  otro dolor como éste.
Mechita, piedad.

Te extraño, Merceditas.

domingo, 19 de febrero de 2012

Mexan por nos e dimos que chove.

Merceditas, cumplí años.
Ahora tengo 56 y una gran tristeza; no se me pasa el dolor de no verte.
Acá en la tierra siguen jugando al fútbol, hace un calor insoportable y cagan a palos a los ex-combatientes de Malvinas, si bien, es cierto que elegantemente Jorge Lanatta informa el tema como redireccionamiento de palos.
Mean sobre nosotros y hay que decir que llueve.
Hostia, neno, entiendes?
Se viene la menesunda, la marabunta, la escatología en todos sus tenebrosos colores.
El ajuste.
Está bien, no soportaba vivir esta mentira fluflu con lazos rosa y muñequitos de torta de felpa.
Así como la cruel verdad de tu adicción se me impuso en la jeta cuando apareciste ahorcada.
La verdad es que estamos viviendo en el 1984 de Orwell; la verdad es que estamos sometidos jugando los juegos de Zynga, saludando gente que nunca veremos, pintando casas que no son en verdad nuestras son del Estado, porque le pagamos un alquiler mensual al Municipio y anual a la provincia.
No tenemos nada, pero si somos y estamos.
Soy por ejemplo una madre culpable, y estoy triste, muy triste y cansada.
Y, todavía creo en un Dios que perdona.

Mexan por nos e dimos que chove.


El sueño tras el esfuerzo,
tras la tempestad el puerto,
el reposo tras la guerra,
la muerte tras la vida harto complacen.
 
 
En la lápida de Joseph Conrad, según Santa Wikipedia

miércoles, 8 de febrero de 2012

Lady Merceditas

Lord Jim. Joseph Conrad / 1900 / Aventuras / Gran Bretaña
Crónica épica de culpa y redención, ambientada en los mares de Asia, y con el estilo objetivista típico del autor.
«Un necio con puro miedo y finos sentimientos» escribe Joseph Conrad «se siente siempre a salvo». No sus héroes. Como Almayer, que lo precede en cinco años, como Kurtz y Marlowe, que vendrán dos años después, sabe el protagonista de Lord Jim su fragilidad absoluta, más allá de los ensueños de la fuerza, pues que, al fin, «la fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de los otros».
Miserias de gran señor, llamó Pascal, en el siglo XVII, a esa trágica instalación en la consciencia de la propia miseria que define la condición humana.
Los héroes de Conrad lo son siempre desde un hondo horizonte de sinsentido y de culpa.
Y, si sinsentido y culpa están condenados a permanecer siempre, a sólo morir con ellos, la grandeza de esas criaturas, envueltas en una aventura siempre amenazante, es la de confrontarse a ella aun a sabiendas de lo inevitable de su derrota, de su destrucción. «He visto orillas misteriosas, aguas inmóviles, tierras de oscuras naciones en las que acecha una Némesis furtiva. Pero todo mi Oriente cabe en aquella visión de mi juventud: un destello de sol sobre una orilla extraña».
Extranjería universal de lo humano, que tomará su forma más majestuosa en ese minucioso descenso a los infiernos que es El corazón de las tinieblas.
En el conflicto entre sueño y realidad, en la lucidez que dice a todo hombre que vivir es sobrevivir y degradarse en la supervivencia, los héroes de Conrad tallan su ideal estoico y amargo:
la intransigencia final del gesto bello.


Lord Jim y mi Merceditas es su paradigma.